miércoles, 20 de enero de 2010

Mis habitaciones

MIS HABITACIONES
José Agustín Goytisolo

En las noches sin sueño; en esa hora
de la rauda memoria
que precede al olvido
pasa por mi cabeza
-como ante la pantalla de un cine
desbocado-
escenas, gestos, voces, alegrías
persecuciones, himnos;
pero de entre las cosas
que vuelven desde el fondo
sin límites del alma
asoman su contorno y surgen
las extrañas habitaciones
en las que yo he vivido

A veces me contemplan los sillones
de la casa del padre y me peguntan
por mis zapatos nuevos
por aquella pelota que un día me quitaron
o por el perro que murió
también me observan
los espejos recordando mi rostro
cubierto de jabón: me saludan
y me encuentran más viejo.

Una silla otras veces,
salta desde el rincón más alejado
ahora de aquel cuarto que fue
mi residencia de estudiante
y desde allí me grita
me cantan las virtudes de aquel vino
repiten mis lecciones de memoria
y me despierta con una campana
también llega un pasillo
que me conduce de la mano
hasta el cuarto encalado
de mis veranos libres:
me encierra allí y aguarda
la bienvenida del ropero;
y escucha -agazapado las puertas-
nuestras conversaciones
hablando de la casa de los higos
o de aquella camisa de soldado
que todavía guarda.

Están después aquellas
otras habitaciones silenciosas
que no preguntan nada; mas me miran
reprochando algo feo
que debió suceder y no recuerdo
y lanza sus lavabos
como una acusación disparatada
dirigiéndome sordos
ruidos con sus dengues pecadores
para llamarme al arrepentimiento

Así en las altas noches
me acerca y preguntan
estas habitaciones de mi vida
estos cuadros sus muebles sus dinteles
y en agobio de percheros
de alfombras y de libros olvidados
me recuerda el tiempo
que deje como un trapo
hecho gironés entre sus paredes



Publicado
Fascículo Ramona
La columna del pirata
Cochabamba 12 de marzo de 2006

viernes, 8 de enero de 2010

Puede más la palabra

Esta puede ser la historia de personas que como yo, nos encanta conversar, charlar, intercambiar ideas, chatear...


Puede más la palabra

Agustin Días Pacheco*

Caminaron durante toda la tarde, hasta que cayo la Oscuridad.


Eran dos conversadores natos, nacidos para dialogar sin desmayo.

No faltó tema que no abordaran. De la historia pasaron a la filosofía, y de la política a la sociología. Así hasta que llegaron a entremezclar muchas disciplinas, pero como un puzzle bien ordenado por la razón y la coherencia de los temas tratados.

Continuaron andando, charlando sin límite. Ya se hacia de noche y

Comenzaron a andar por encima de un puente en construcción.

A veces se detenían, se miraban frente a frente y dialogaban con mayor fluidez y energía. Luego, la mano encima del hombro, el cigarrillo en los labios, y siempre el interrumpido intercambio de opiniones, acuerdos desacuerdos, también insólitas coincidencias. Otra vez volvían a detenerse para continuar dialogando.

Tanto caminaron, que uno de ellos comento:

Creo, creo que hemos ido más allá de la parte construida del puente, a lo que el otro objeto ¿Quieres decir que estamos en pleno vacío, y que crees que hemos hecho durante todo este tiempo de diálogo?¿Pero acaso hemos hablado de Newton; no verdad? Hablaremos de el cuando lleguemos al final. No te preocupes y sigue caminando.

Y así siguieron, hablando sin paréntesis, sin límites. Fuera de todo agotamiento.

Fumaban incesantemente, deteniéndose para hablar cara a cara. Después la mano en el hombro y vuelta a conversar.

Atrás quedo el puente, también el vacío. Mientras, los dos conversadores continuaron cambiando impresiones, hasta perderse en la distancia

*Escritor islas canarias España “Breves Atajos, cuentos y microcuentos”,2001